Otro viaje express de los nuestros y lleno de actividades. Hacía tiempo que tenía ganas de ir a hacer submarinismo con Natalia, a la vez que también hacía tiempo que quería ir a Cabo San Vicente. Y aprovechando el fín de semana que tenía libre Natalia y no había planes a la vista, decidimos matar dos pájaros de un tiro, hicimos una ruta y nos pusimos en marcha!
Sábado 24 de septiembre. Submarinismo en Quarteira
Programamos hacer el viernes submarinismo en Quarteira, a lo que se apuntaron Pablo y Mónica. Salimos de Aljaraque a las 8:30 e hicimos una parada para desayunar en una gasolinera de la autopista, donde por cierto nos clavaron. Yo tenía el carnet para bucear, pero ellos 3 no, así que organizamos un bautismo, haríamos unas clases teóricas y luego tendíamos prácticas en la piscina para luego salir a Mar abierto.
Llegando a Quarteira Pablo, como no, iba demasiado lento y se quedo rezagado en la autovía, así que tuvimos que esperarlo casi una hora en el club de buceo. Al llegar pudimos rellenar los registros y empezar con las clases teóricas, que nos pusieron un vídeo en inglés y nos lo explicaban en portugués...
Al terminar la teoría nos fuimos a una piscina para empezar las prácticas. Era bastante pequeña, aunque al menos sirvió para hacer una inmersión. Empezaron Pablo y Mónica con algunos problemas, y luego continuamos Natalia y yo. Natalia se adapto bien a eso de respirar bajo el agua, y rápido le cogió el tranquillo. Al terminar y dirigirnos hacia el barco el instructor comentó que estaban un poco verdes para irnos en el barco a mar abierto, y que era mejor meternos en la playa directamente. Pablo y yo nos pusimos a la idea, puesto que para eso nos podíamos quedar en Ayamonte, pero las niñas lo prefirieron así, ya que se suponía que era mas seguro para ellas....
Al llegar a la playa vimos que el agua estaba un poco picada, pero bueno, primero hicieron la inmersión Pablo junto con Mónica y Natalia y yo esperamos en la playa cargados con la botella y el equipo pesado. Fue una mala idea ir a la playa, puesto que había algo de oleaje, y ya no es solo la incomodidad de meterte en el agua, sino que a tan poca profundidad las olas movían toda la arena de la playa, con lo que la visibilidad era prácticamente nula. Al final no pudimos ver casi nada, incómodos, y para colmo todos teníamos poco plomo por lo que no nos hundíamos, así que fue un desastre de inmersión. Lo bueno, que Natalia no tuvo miedo y le gusto mucho, lo malo, el desastre de inmersión que no nos pudimos hacer ni una foto con la cámara acuática ni bucear juntos y tranquilos. Así que queda pendiente una nueva inmersión, aunque ya sera para el año que viene.
Terminamos a las 7 de la tarde, así que merendamos algo ya que no habíamos probado bocado, y nos fuimos a Cabo San Vicente a ver si nos daba tiempo a ver la puesta de sol. Pablo y Mónica pusieron rumbo para Huelva. Por el camino íbamos a contra reloj viendo como el sol se ponía en el horizonte, y nos pasamos la salida de la autovía de Lagos.
Al final no llegamos por poco, aunque si no nos hubiéramos perdido tampoco nos hubiera dado tiempo, pero al menos vimos anochecer, ya que el sol se había puesto apenas una media hora antes. Empezó a refrescar, así que nos hicimos un par de fotos y nos dirigimos al hotel Don Tenorio de Sagres, que habíamos reservado un apartamento por 36 € nada más, y que además estaba super bien. Al llegar al hotel nos duchamos y salimos a cenar y dar una vuelta.
Al adentrarnos en Sagres vimos mucha marcha nocurna, muchos restaurantes, muchos pubs, muchas pizzerías y sobre todo muchos hoteles y muchos sitios donde se alquilaban habitaciones. Nos metimos en un restaurante algo pijo, pero cenamos muy bien, las almejas estaban riquísimas y la comida abundante. Lo curioso es que pedi una cerveza sagres para cenar, ya que estábamos en Sagres, y me pusieron una Super Block, pero bueno... Al terminar de cenar fuimos a un kioskillo a comprar tabaco y unos souvenirs. Para después meternos en un pub surfero muy chulo. Allí nos tomamos un par de copas y después nos fuimos al hotel a descansar, ya que al día siguiente nos esperaba un día de mucho movimiento también, además estábamos muy cansados de todo el día y del buceo de la tarde.
Domingo 25 de septiembre. Cabo San Vicente, Sagres y Lagos.
Nos levantamos tempranito, a eso de las 10 ya estábamos desayunando en un buffet libre, que no era muy bueno pero tampoco malo, desayunamos bien y en abundancia. Poco después nos duchamos y abandonamos el Hotel. Nos fuimos a ver tranquilamente y bajo la luz del sol el Cabo San Vicente, que era una auténtica maravilla de la naturaleza.
Nos quedamos asombrados ante tanta belleza. Lo primero fue entrar en el Cabo, pasamos las puertas, cuál fue nuestra sorpresa que no se podía pasar más allá. El edificio que tenían en la punta del cabo no dejaba ver ni la punta ni el Faro, había solo una cafetería y un museo, y punto pelota. Me quede bastante defraudado, pero bueno, salimos de allí y empezamos a observar el cabo desde el resto de acantilados de la zona.
Lo que nos sorprendió y mucho era que había mucha gente pescado en el borde de los acantilados, pero sin ningún tipo de seguridad, con una altura bestial y ellos ahí como si no les pasaranada, daba la impresión que con una leve brisa caerían al vacio, daba cosa hasta verlo. Observando los acantilados y su agua cristalina nos daban ganas de meternos a bucear después de la experiencia del día anterior donde no vimos nada de nada.
Estuvimos viendo el Cabo desde diferentes perspectivas, y todas las formaciones rocosas que se encontraban alrededor, era una auténtica maravilla, se gozaba solo con mirarlas. Aprovechamos también para comprar unos souvernirs en unos puestecillos que allí había, y mientras íbamos en el coche nos paramos dos o tres veces para ver alguna cala o alguna playa que se encontraban por allí. Lo vimos todo sin prisas de ningún tipo, paseando, charlando y disfrutando del maravilloso paisaje.
De ahí fuimos a ver la Fortaleza de Sagres, practicamente lo único que tiene Sagres, esto lo vimos con mas prisa puesto que aparque el coche en una zona prohibida por no andar unos metros más. Lo que a Natalia no le gusto mucho y fuimos casi a la carrera. La Fortaleza por lo visto tiene gratuito el paso los domingos, al entrar vimos la famosa "Rosa de los Vientos", un buen chasco, puesto que son piedras alrededor de un círculo que simulaba un reloj solar, aunque por el nombre nos esperábamos algo mucho mas expectacular. Aquello por dentro tenía un par de edificios y mucho terreno, con un camino de piedras donde se podría observar algunos cañones y muchas vistas a las playas y al cabo. Las vistas eran bonitas pero poco más.
Una vez que volvimos al coche corriendo y ver que no nos habían multado empezó nuestra panacea particular. Antes de irnos a Lagos, insistí en visitar el Menhir de Vila do Bispo, después de buscarlo, requetebuscarlo, perdernos, entrar en un lidl, preguntar a gente y volver por la carretera que habíamos venido de Sagres, al fín alguien nos guió correctamente y encontramos las indicaciones de Monumento Megalítico.... Nos metimos por un camino parecido a uno de cabras, al fín divisamos un letrero de Monumento Megalítico a la derecha, y a pocos metros del cartel había un camino a la derecha, así que nos metimos ahí... hasta Natalia se tuvo que bajar del coche porque dábamos con los bajos en las piedras....
El cabreo llego a más cualdo después de casi cargarnos el coche y perder mas de 2 horas buscando la puñetera piedra, vimos que estábamos en una cuadra llena de paja. Los indignados del 15M se quedaban cortos a nuestro lado, así que volvimos mandándolo todo a la mierda. Al pasar de nuevo por el dichoso cartel, observamos unas piedrecitas a la derecha del letrero, no podíamos dar crétido a que aquello fuese el menhir... nos bajamos y al lado de las piedras vimos como un letrero borrado, a lo que entendimos que era aquello. Nos sentimos estafados, con razón nadie en el pueblo sabía que era aquello....
Con mi respectivo cabreo y Natalia descojonándose de mi en el coche nos pusimos dirección a Lagos, cuando al salir de Vila de Bispo y parar en un semáforo del pueblo contiguo vimos otro cartel que indicaba Monumentos Megalíticos.... y ya por cabezonería insistimos en visitarlo. Seguimos los letreros a la perfección, todos indicaan dirección hacia delante, hasta llegar al final del trayecto que indicaba dirección en sentido contrario.... esto ya era un cachondeo, se estaban riendo de los turistas vamos, o de nosotros en este caso.... Y ya sí que sí, por muchos letreros tentativos no nos pararíamos más a buscar las piedras neolíticas....
Y llegamos a Lagos, paseamos por todo el paseo marítimo con el coche y fuimos directamente a la Ponta da Piedade, donde nos esperaría un maravilloso paseo en barca por todas las cuevas y grutas de la zona. Pegado al aparcamiento había un restaurante, así que hicimos un aparada para almorzar, puesto que eran las 3 de la tarde y no queríamos acostumbrarnos a eso de no alorzar....
El almuero estuvo bien, repusimos fuerzas, descansamos un poco y nos entro mucho sueño, pero era ya el último spring. Bajamos las escalinatas hacia la Ponta da Piedade pensando luego en como consiguiríamos subirlas, y nada mas llegar allí estaban los barqueros esperando a clientes. Eran unas barquitas marineras típicas, y la ruta costaba 10€ por persona y duraba una media hora, así que nos montamos sin pensarlo en una de ellas.
Aquello era una preciosidad, una auténtica maravilla. Tuvimos suerte de cojer el mar cristalino y sin oleaje, se podría observar prefectamente el fondo marino a 4 metros bajo el agua. El barquero era un poco corto y soso, pero nos íba diciendo el nombre de las rocas, playas y cuevas por donde pasábamos.
Fue un paseo muy agradable, tranquilitos en una barquita paseando por el mar y viendo todas esas formaciones rocosas con formas tanto inverosímiles como de de personas y animales, la mayoría tenian nombres, así un par de rocas se llamaban "El titanica y el iceberg", ya que simulaban a la perfección un barco y un iceberg, también se encontraba la calavera, el camello, el mamut,....
Las cuevas y grutas eran también preciosas, había sitios que pensábamos que la barca ni cabría, estuvimos en una muy bonita que se llamaba la Cueva de los Enamorados, aunque llegamos a entrar en muchas durante el viaje. El agua se encontraba también a una temperatura espléndida, y de vez en cuando nos cruzábamos con otras barquitas con turistas en ellas.
Nos dejo muy buen sabor de boca el paseito, así que pagamos al barquero y nos dispusimos a hacerle frente a la subida de la escalinata que teníamos que subir. Al llegar arriba jadeando como perritos nos metimos en el coche con el aire acondicionado y nos pusimos rumbo a casa. Habíamos pensado que si se nos hacía tarde podíamos pasar por Tavira para pegarnos una mariscada y rematar el fín de semana, pero lo cierto es que acabamos a las 7 de la tarde y estábamos muy cansados, así que nos fuimos derechos a casita después de haber pasado otro fín de semana muy completo y de haber hecho y conocido nuevas actuvidades y lugares.




