Viernes 4
Habíamos quedado de 4 a 5 en Huelva, pues como siempre, yo llegue a las 6 y Natalia estaba terminando de hacer las maletas, aún así, hicimos un par de cosillas en Huelva, comprar los zapatos de la boda, y salimos a las 7 de la tarde...
El viaje fue genial, sobre todo para Nata, que se quedo dormida en el coche; pero fuimos relajados, sin prisas y sobre todo disfrutando nuestro fin de semana juntos.
Llegamos al Hotel, todo muy cordial y muy familiar, con nuestra cama de matrimonio y mucho espacio en la habitación, así, que nos relajamos en la cama un par de horas con la tele encendida mientras veíamos un partido del mundial de basket, y luego nos duchamos y arreglamos para salir a cenar.
Virginia nos recomendó un restaurante donde se comía muy bien y cerca del Hotel, así que allá fuimos; por el camino no parábamos de encontrarnos iglesias, luego, el camarero antequerano-argentino nos comento que en Antequera había 42 iglesias. Nos pusieron una raciones muy ricas, mientras en la plazoleta unos críos jugaban con una fuente que mas tarde salpicaría a Natalia de agua. Después de la cena nos fuimos a un Budda que se encontraba en la calle de la movida a tomar unas copas. Al final nos dieron las 4 de la mañana, así que volvimos al Hotel a descansar, ya que al día siguiente, aunque la boda fuera a las 6:30 de la tarde, Natalia tenía que ir a la peluquería a arreglarse el pelo.
Sábado 5
Como viene siendo habitual en las bodas, Natalia se levanto temprano, mientras que yo me quede plácidamente en la cama hasta cerca de las 2 de la tarde, me levante, y cuando estaba terminándome de afeitar entro en la habitación Natalia guapísima por la puerta.
Nos fuimos a dar un paseo y a tapear por Antequera, nos paramos en el Bar Nico, que por lo visto se comía muy bien, y el pulpo a la gallega estaba riquísimo. Al terminar de almorzar nos tomamos una gran copa de helado en una heladería antes de llegar al hotel.
Una vez en el Hotel, nos echamos otro ratito en la cama antes de arreglarnos, que como siempre, nos levantamos tarde, como que a falta de 15 minutos para la boda, yo aún estaba durmiendo en la cama...
Pero bueno, llegamos un poquito pasadas la hora. Cuando fuimos a aparcar, justo delante lo hicieron José y Ana, que me di una alegría muy grande al verlos, pues hacía como 10 años que no veía a nadie de la pandilla de Antequera. Llegamos a la iglesia de San Juan (una de las 42...), y enseguida vi a Virginia aún en el altar, estaba guapísima y muchísimo mas delgada de como la recordaba. Al terminar la ceremonia ya estuve con Patricia, Paola, Carmina y pude darle un besazo a Virginia y felicitarla por la boda.
De la iglesia de San Juan nos fuimos al parador, que era donde tenía lugar el convite, un parador muy bonito y con preciosas vistas. Aproveche tambien para ver el final del partido de octavos de final del campeonato del mundo de Basket, viendo como España ganaba ante Grecia y se clasificaba para cuartos de final. Sitio estratégico, puesto que era paso obligatorio de los camareros que servían la cerveza y los entremeses.
En la mesa Elanio Azul, nos pusimos con Ana y José, Chari y si novio, Patricia y Miguel, y con Carmina y su nuevo novio. La comida estaba muy rica, sobre todo el medallón de cerdo, que me hubiera comido 4 más, y las conversaciones se centraron en los niños que casi todos habían tenido hace dos años, que si móvil con la foto de mi hijo para arriba, que si móvil de la foto de mi hija para abajo; pero todo muy ameno y lo pasamos genial.
El baile y la barra libre ya fue otra historia, lo pasamos genial también, bailando y bebiendo sin parar, estuvimos mas tiempo con Virginia, que no paraba de atender a todos sus invitados. En definitiva lo pasamos genial, y nos fuimos de la boda a las 6 de la mañana, aunque nos dieron quizás mas de las 7 hasta que nos dormimos.
Eso sí, al entrar en el Hotel, Natalia convenció al portero que nos dejaran dormir y salir del hotel al día siguiente a las 6 de la tarde, !increíble!, si algún día volvemos a Antequera, nos quedaremos allí sin duda.
Domingo 6
Bueno... sin duda una escapada atípica, normalmente cuando nos vamos de viaje aprovechamos para ver la ciudad y no perdernos nada, pero esta vez, si no fuera por la boda, hubiéramos estado todo el rato comiendo y en la cama; tanto es así que el domingo nos levantamos a las 3 y media de la tarde!!! Por tanto, nos duchamos, recogimos las cosas y sobre las 4 y media abandonábamos el hotel. Comimos en el Telepizza, pues si nos poníamos a callejear buscando algún restaurante, por la hora que era podríamos quedarnos sin comer.
Pues si el fin de semana había sido atípico como comentaba, la tarde fue de lo mas provechosa posible; terminamos de almorzar a las 5 de la tarde, bueno, pues de ahí nos fuimos al Torcal de Antequera, sin éxito, porque a mi me salio de los cataplines decir que ese camino no era el correcto, pero eso sí, nos encontramos un mirador que aprovechamos para hacernos un par de fotos.
Decidimos ir por otro camino al Torcal, pero por el camino vimos que el Castillo de Antequera nos caía mas cerca, así que fuimos al Castillo, aunque no llegamos a encontrarlo ya que nos perdimos por las calles, y mientras nos perdíamos vimos un letrero que indicaba los Dólmenes de Antequera, así que decidimos ir a ver los dolmenes y que le dieran al castillo. Al buscar los dólmenes nos perdimos de nuevo, así que volvimos a ir a buscar el castillo de nuevo, pero parando a preguntar en una Galp, nos dijeron donde estaban los dólmenes. Así que de nuevo a los dolmenes. No los encontramos (aunque mas tarde nos enteramos que pasamos justo por al lado), pero buscando los dolmenes nos encontramos el castillo, así que ya aprovechamos y lo vimos.

La mala hostia no acababa aquí, dejamos el coche debajo del castillo, y al bajarnos e ir al castillo pero no sabíamos si la puerta estaría en esa dirección o no, así, que para evitarnos una caminata volvimos a por el coche para cogerlo y seguir subiendo cuestas en el coche, pero justo cuando lo arrancábamos, una señora nos comento que no, que fuéramos andando, que arriba no había aparcamiento y terminaríamos por volver a donde estábamos, le dimos las gracias a la muy "zorr..." y fuimos andando, andando y sobreviviendo, porque esos escalones y esas cuestas no acababan nunca, Natalia estuvo apunto de desfallecer en un par de ocasiones, porque el sol a las 6 de la tarde tampoco ayudaba mucho la verdad... Al entrar en el castillo observamos con cara de imbéciles unos aparcamientos vacíos justo a la puerta del castillo, así que planeamos matar a esa señora en cuanto bajáramos de nuevo todas esas cuestas.
El castillo muy bonito, aunque simplón, al menos la parte abierta en la que estuvimos, puesto que el resto estaba cerrado, eso sí, en el Callejón del aire se estaba superagustito!!!!! Y ya del castillo nos fuimos en dirección al famoso Torcal de Antequera, que es un paraje natural de unos 20 Km cuadrados, famoso por las caprichosas formas que los diferentes agentes erosivos han ido modelando en sus rocas calizas, representando una muestra del paisaje cárstico de Europa.
El camino era una carreterilla donde apenas cabían dos coches, pero con unas vistas preciosas, donde nos paramos un par de veces para hacer unas fotos y disfrutar de esta maravilla de la naturaleza. Llegamos al Mirador Las Ventanillas, que tenía unas vistas impresionantes, para después visitar el museo donde explicaban la formación del Torcal desde el Jurásico hasta hoy día. Luego nos tomamos un refresco y nos pusimos rumbo a casa.

Quise ir a ver de una vez los dólmenes, pero ya era demasiado tarde y se nos hacía de noche la vuelta a casa, así que prescindimos de ellos. El camino de vuelta genial, charlando y discutiendo si el cultivo de cereales y la caza era la fuente primitiva de ingresos en Antequera. Llegamos a Huelva a las 10:30 de la noche, así que nos fuimos a tapear donde Natalia celebró su comunión, y poco después salí para Ayamonte. En definitiva, un finde muy completo, con mucho descanso, mucho relax, mucho comer, mucho beber y de visita turística, mejor.... imposible!