Al fin llego el día, !!!Virginia y Chelu se casan!!!. Así que había viajecito a Bilbao, y avión, como no, así que mi acojone personal, ya que nunca había montado en avión y tocaba estrenarse. También aprovecharíamos para conocer Bilbao, al menos yo, ya que Natalia ya lo conocía, así que los more se van a Bilbao!!!
Fui a buscar a Natalia a la gaso y de ahí nos fuimos a casa de Tate, que nos llevaría al aeropuerto, aunque por el camino nos cogiera el atasco del siglo, y Tate estuviera mas agobiado que un gitano en un cuarto de baño, gracias a su pericia cogió un atajo y llegamos con tiempo de sobra incluso para almorzar. Al entrar en el aeropuerto ya empezaron a entrarme los nervios, aunque la pobre de Natalia no paraba de tranquilizarme; pasamos el control policial, las turbulencias en el avión, y en 45 minutos estábamos en Bilbao.
Al llegar ya estaban Gerardo y el tío de Natalia esperándonos con el coche para llevarnos al Hotel, que por cierto, pedazo de Hotel con habitación semisuit de colores y cama de matrimonio de 2x2 metros, !vamos vamos vamos!. Hacer cuatro cositas y derechos al centro de Bilbao, a tomar unos pinchos y unas cervezas.
El Hotel estaba justo al lado del Guggenheim, y de ahí cogimos todos el tranvía para ir al centro, estuvimos paseando por el Teatro, vimos la Fuente de los Perros y tomamos unas cañas en algunos bares del centro. Virginia y Chelu estaban muy nerviosos por la boda, normal, se casaban al día siguiente y estaban con nosotros de cañas.
Ya casi a las 12 de la noche fuimos hacia el hotel dando otro paseo, y una vez allí fuimos a tomarnos una copa al bar del hotel, donde nos dieron casi las 2 de la madrugada, así que a la cama que al día siguiente había que levantarse temprano para la boda.
El sábado nos levantamos tempranito para ir al buffet libre, donde comimos tela, pero dejamos el desayuno americano para el domingo, ya que el convite de la boda prometía bastante. Después del desayuno Natalia fue a la peluquería, mientras yo aproveche para dormir otro rato mas, normal que 10 minutos antes de salir tuviera que comprar a toda prisa unas medias y la correa, que se me habían olvidado en Ayamonte....
La boda la celebro un "cura" de Cádiz casado, un diácono vamos, en un pueblecito de Vizcaya, a pocos kilómetros de Bilbao, era un pueblo muy bonito con una iglesia muy coqueta. Allí nos tomamos unas cervezas mientras venían los novios.
A la hora acordada apareció Chelu, y poco mas tarde Virginia, que iba guapísima, aunque parecía mucho mas tranquila que Chelu, que no podía de los nervios. La boda fue muy bonita, amena y con Lucía de protagonista, que termino en brazos de Virginia durante parte del evento.
Al acabar y después de una sesión de fotos fuimos todos al Hotel, que era donde tenía lugar el convite y la fiesta, nos tomamos unos entrantes y derechos al comedor.
Nuestra sorpresa fue la mesa que nos tenían preparada, !junto a los novios!, nos habían dejado a Natalia y a mi dos sillas en la mesa presidencial, que estaba compuesta por los novios, Natalia y yo, y una pareja más de amigos, mientras que sus familiares los habían ubicado en una mesa mas grande junto a la nuestra.
Almorzamos de lujo, la comida riquísima, y todo transcurrió con conversaciones muy entretenidas entre los novios y las dos parejas sentadas con nosotros, donde conversamos de motos, viajes, deportes y como no, aventuras de los recién casados.

Después del almuerzo entro la barra libre, quiero destacar que al empezar la música y después del baile nupcial todo el mundo empezó a bailar, yo fui a la barra libre con los codos preparados para dar piñas y empujones en busca de mi copa, pero mi sorpresa fue cuando vi, que a los 10 minutos de haber empezado la barra libre, allí solo había dos camareros!!!!!! INCREÍBLE!!!!! En Andalucía antes de empezar el postre ya hay gente llorando por una copa en la barra!!!!! Pues eso, que fui el primero en pedir el cubata y poco después empezaron a venir los demás.
Nos pegamos unos bailables con todos los invitados, con una música muy variada, incluido el himno del Athletic de Bilbao, y lo pasamos genial. Una vez ya terminada la fiesta fuimos a seguir con la misma los más jóvenes en el bar del Hotel, entre otras cosas, porque jugaba el Madrid vs Bilbao, al que creí que era el único aficionado del Real Madrid, pero poco después me fijé que había un par de ellos que no cantaban ni los goles de uno ni de otro, y que luego me confesaron ser Madridistas. Por cierto, el Madrid gano 4-1.
Al terminar el futbol la liamos parda, puesto que unos cuantos después de comerle la cabeza al metre nos colamos en la Suite de los novios y empezamos a putearle la habitación, con las sábanas a medias para que se quedaran atrapados, canicas debajo del colchón y azúcar en la cama, mantas, toallas y albornoces, junto con un letrerito que ponía: Que paséis una noche muy azucarada....
Al día siguiente nos levantamos molidos, cogimos el desayuno de milagro, pero ésta vez sí, nos pusimos púos, huevos, tortillas de patatas, salchichas, choricillos, ....... impresionante..... y mas con lo que habíamos comido el día anterior, pero había que comer puesto que esa misma noche nos volveríamos a Huelva, o no????
Pues no, por la nube del volcán que había llegado al norte de España todos los vuelos estaban cancelados, así que había que quedarse un día más en Bilbao, pues estupendo, otro día mas, jejeje. Fuimos a dar una vuelta por Bilbao, ya que nos quedaba una hora escasa para dar una vueltecita, así que Natalia y yo nos fuimos a los alrededores del Guggenheim, ya que no nos daría tiempo a visitarlo. Paseamos por los puentes, cogimos el elevador y vimos a Puppy, en el que nos hicimos algunas fotos.
A parte de hacer un poco el tonto los dos, estuvimos paseando y visitando las tiendas de Suovenirs, donde aprovechamos para comprar algunos regalitos y tirar con el bolso un par de cosas al suelo que no llegaron a romperse. Estornudos escandalosos, vértigo temporal y muchas fotos de portada animaron la mañana.
Fuimos a comer a la Arboleda, un pueblo minero situado en la montaña, chiquitito y bonito, lleno de pancartas en protesta porque a una familia de gitanos les habían dado un duplex en el campo de golf, mientras no paraban de robar en el pueblo y destrozar todo mientras los ciudadanos apenas vivían en casas y no tenían ni para comer.... cosas de la vida.....
Estuvimos comiendo una alubias típicas de la tierra, que estaban increíbles, con unos acompañantes que ya era algo exagerado, para después comernos una vaca entera a la piedra, que cosa mas rica coño. Normal que después no pudiera ni andar y por poco me diera algo. Estuvimos paseando por el pueblo, y luego los casi 30 comensales nos volvimos al Hotel, que había que ir al aeropuerto a enteraros cuando nos podíamos ir.
A la vuelta la volvimos a liar parda en el coche con los primos de Virginia, que si el coche hacía un ruido raro y la prima estaba agobiada, que si el novio se había equivocado y una vieja le había hecho una peineta, que si esto que si lo otro..... creo que fue el momento que mas me reí del fin de semana.
Por la noche Natalia y yo salimos a cenar y pasear un rato, ya relajadamente, el domingo por lo visto no había nadie a la noche por Bilbao, mientras que por el día la gente paseaba sin parar, dándole a la ciudad una vida increíble. Entramos a tomar unos pinchos en una de las cafeterías mas antiguas de Europa, del 1870, que curiosamente celebraban su primera feria de abril, pues allí estaban los onubenses!.
Ya el lunes por la mañana fuimos al aeropuerto y por fin pudimos embarcar, eso sí, como había retraso en el vuelo, y nos dijeron que quedaba aún como una hora, Natalia y yo salimos a la calle a fumarnos un cigarro, mientras que de repente nos fijamos en una pantalla que había por allí que nuestro vuelo ya estaba embarcando, jajajaja, así que corriendo dándole la vuelta al aeropuerto, desvistiéndonos para pasar el control policial y llegamos justo a tiempo, después de la que se lió con la ceniza del volcán, que nos quedamos un día tirados y casi seguro que tendríamos que volvernos en coche, si llegamos a perder el vuelo, no me lo quiero ni imaginar....
Por cierto, pasamos una navaja que nos regalaron el la boda y un montón de tarros de cristal con colonia y cosas de esas, que no nos dieron nada.....
En definitiva, un fin de semana de auténtico lujo, donde nos lo pasamos genial y estuvimos en la gloria, deseando volver de nuevo allí con toda la gente que conocimos y volviéndonos con muchísima pena.